Con la edad, los signos visibles del envejecimiento se vuelven evidentes, pero, por fortuna, se están desarrollando nuevas técnicas para evaluar la piel, las cuales vienen acompañadas de la creación de activos cosméticos innovadores que potencian la efectividad de los productos antiage. Esto quiere decir que hay buenas noticias para las mujeres mayores de 50: el menú de propuestas para ellas se consolida.
El proceso de envejecimiento es complejo y multifactorial. Se produce como consecuencia del paso del tiempo, pero está influenciado por una gran cantidad de factores. “Ahora se presta gran atención a la importancia de los cambios hormonales, como la caída del nivel de estrógenos durante la menopausia. También al sol (fotoenvejecimiento) y a la exposición a tóxicos como el humo del tabaco”, afirma la dermatóloga asesora de L’ Oréal, Cecilia Navarro Tuculet.
El rasgo más estudiado y característico de la disminución de estrógenos es el deterioro del colágeno, que deriva en la pérdida de densidad y sostén de la piel.
La especialista explica que en condiciones normales, la síntesis de colágeno disminuye aproximadamente un 2 por ciento anual a partir de los 30 años y cae alrededor de un 30 por ciento en los primeros 5 años posteriores a la menopausia. Los efectos inmediatos son una piel más reseca, arrugada y sin elasticidad.
Tecnocosmética
Para medir con objetividad la eficacia de los productos cosméticos, existen nuevos métodos. En este sentido, Anne Colonna, ingeniera de investigación de L’ Oréal, menciona a la microscopía, una herramienta para obtener imágenes del interior de la piel que permite “observar especialmente las estructuras del colágeno y la elastina, dos componentes presentes en los cambios de la piel asociados con el paso del tiempo y cuyo estudio es particularmente importante en las investigaciones sobre envejecimiento cutáneo”.
Por su parte, en los Laboratorios Vichy trabajan en la ingeniería de los tejidos, que reconstruye in vitro pieles humanas. Carolina Debbasch, doctora en farmacia y asesora de la marca de agua termal, afirma que a partir de estas experiencias se ha evidenciado el rol indispensable de los llamados factores de crecimiento, proteínas que reconstruyen una piel de calidad y aseguran el crecimiento estructural de los tejidos cutáneos. Se almacenan en la matriz extracelular, que es la sustancia fundamental que rodea a las células de las distintas capas de la piel. “Nosotros sabemos que durante la menopausia, la matriz extracelular se empobrece y entonces la piel pierde densidad. Estimular los factores de crecimiento y fortalecer esa matriz pasó a ser el principal desafío de la cosmética actual”, apunta Debbasch.
El desarrollo de péptidos para su uso en cosmetología es otra tendencia de la tecnología anti-envejecimiento. Graciela Cuomo, dermatóloga del Hospital Italiano y asesora de Johnson & Johnson, explica que los péptidos son moléculas de aminoácidos que previenen el daño celular. “La tecnología de los biopéptidos modifica la estructura de la piel al estimular la producción de colágeno en las capas más profundas de la piel”, dice Cuomo.
Cremas enriquecidas
En materia de ingredientes nuevos, sobresale el extracto de semilla de soja, que estimula la producción de colágeno, componente esencial de la piel. “Se combina con extracto de jazmín blanco, que activa la producción de elementos esenciales en la organización del tejido que afirman la piel, cuyas funciones declinan en mujeres mayores”, relata Silvia Grela, responsable de formación de L’ Oréal Paris.
Intensificar los cuidados antiedad con productos poderosos que revitalicen la regeneración celular y que, además, tonifiquen, hidraten y rellenen las arrugas es la indicación de la farmacéutica y bioquímica Isabel Ahedo, directora técnica de Arbell. “La soja es un fitoestrógeno que suple muy bien el déficit hormonal que produce sequedad y pérdida de la densidad cutánea, mejorando la calidad de la piel, su relieve y humectación”, apunta. Este activo se combina con otros que mejoran la arquitectura de la matriz extracelular, colaborando con la síntesis y organización de colágeno. Aceite de jojoba, de germen de trigo y de girasol son componentes presentes en las cremas para pieles maduras, que logran texturas ricas y untuosas que aseguran una correcta permanencia de los activos sobre y dentro de la piel, restaurando sus procesos naturales.
Para la cosmetóloga Betiana Alvarez, del centro de medicina estética Lidherma, es necesario utilizar productos que contengan sustancias que contrarresten el daño causado por los radicales libres, que afectan estructuras importantes del tejido: destruyen la membrana celular y deterioran lípidos y proteínas. “Este daño puede prevenirse o tratarse con fórmulas que son estimulantes celulares, reafirmantes y tensoras, ricas en fitoestrógenos, vitaminas A, C y E, aceite de oliva, extracto de caviar, coenzima Q10, colágeno y protectores solares”, enumera Alvarez.
Otro activo que se incluye en las fórmulas que son óptimas para adoptar a partir de los 50 años es el ácido hialurónico. Rita García Díaz, médica principal del servicio de Dermatología del Hospital Garrahan y consultora para Bagovit, describe sus beneficios: “Regula la reparación de la piel y la reproducción de las células, contribuye a dar tensión, colabora en los mecanismos de defensa y estimula la formación de colágeno y la elastina”. -
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